Desarrollar el enfoque por competencias sigue siendo una de las tareas más complejas a las que se enfrentan las entidades educativas hoy día, sobre todo por el cambio de paradigma que supone en los procesos de enseñanza-aprendizaje, el perfil docente y la organización. Recientemente, hemos comenzado a trabajar con una entidad educativa creando un decálogo que les ayude a desarrollar una programación por competencias, así como su aplicación colectiva en las aulas. Aquí el proceso a seguir:

Antes de comenzar, se necesitan clarificar los dos referentes clave para poder hacer una intervención educativa: 1) Qué queremos que aprenda el alumnado al terminar su formación (socializar un perfil de salida/egreso y priorizar los contenidos del curriculum oficial en función de dicho perfil) y, 2) cómo dice la ciencia que se aprende esto (diagnosticar la práctica docente con relación a los principios psicopedagógicos y neurocientíficos del aprendizaje que activan el enfoque por competencias). 

A partir de aquí, ya se puede plantear cómo enseñar entre todos para producir el aprendizaje deseado, desarrollando los siguientes 10 pasos:

  1. Se analizan las programaciones que tengan actualmente (para revisar el grado en que están alineadas con el enfoque por competencias). 
  2. Esto permite hacer un ejercicio con sus propias programaciones para socializar cuál es el trabajo y el enfoque por competencias partiendo de su propia realidad.
  3. A partir del ejercicio de priorización de contenidos del currículum oficial, se deben seleccionar, por ámbito competencial, los contenidos clave (según la priorización de contenidos realizada previamente) siguiendo los cuatro pilares del Informe Delors: Saber ser y saber estar (lo metadisciplinar, relacionado directamente con el perfil de salida del alumnado o PSA), saber hacer (lo interdisciplinar, relacionado con los objetivos/competencias de ámbito y etapa) y saber (lo disciplinar, relacionado con las áreas). 
  4. Ahora, cada docente debe contestar cómo, desde su área/asignatura, está contribuyendo a cada uno de dichos contenidos clave (debería contribuir seguro a los contenidos relacionados directamente con el PSA y los objetivos/competencias de ámbito y etapa). También se puede pensar cómo debería y le gustaría contribuir a partir de ahora.
  5. Se debe hacer una lista de cotejo (checklist) para determinar que la contribución del conjunto de docentes del centro es suficiente para trabajar en algún momento, todos los contenidos clave del curriculum.
  6. Aquí se debería decidir entonces una plantilla de programación para que, de aquí en adelante, cada docente pueda informar cómo trabajará los diferentes contenidos clave relacionados con los diferentes ámbitos competenciales y rasgos del PSA.
  7. Para trabajar lo disciplinar y lo interdisciplinar, en la plantilla debería aparecer en el apartado de los contenidos a enseñar (el qué enseñar). En cambio, lo metadiscplinar (relacionado con los rasgos del PSA) puede aparecer en el apartado de la plantilla dedicado a la metodología (el cómo enseñar) teniendo en cuenta que la metodología también es contenido de aprendizaje (por ejemplo, si se utiliza un trabajo por proyectos, se puede decir que se trabaja la tolerancia, el trabajo en equipo y la escucha activa).
  8. Finalmente, en la plantilla todos los contenidos clave que se programen (aquello que se plantea en los objetivos) deben evaluarse y, por tanto, se debe planificar una evaluación que permita obtener información sobre cada uno de ellos (lo disciplinar, lo interdisciplinar y lo metadisciplinar). De esta manera, se completará la fórmula de la coherencia curricular: O=CxM=E (los objetivos/competencias a conseguir deben ser igual a los contenidos por la metodología, y esto debe ser igual a la evaluación).
  9. Este proceso debe derivar en una pauta de trabajo común (PTC) o acuerdo metodológico de todo el cuerpo docente donde se describan los procedimientos antes nombrados que puedan servir de base para trabajar el enfoque por competencias de forma colectiva y alineada, tomando en cuenta no solo el trabajo en clase, sino también en la tutorización del alumnado y las actividades formativas generales de la entidad educativa.
  10. Este proceso debe acompañarse de formación y acompañamiento al profesorado para mejorar la riqueza competencial de su práctica educativa y puede llevar varios cursos para poder hacer la programación completa de todo el curriculum y su implementación en las aulas.

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